La esquizofrenia es un trastorno grave que afecta alrededor del 1% de la población mundial. Además del componente genético, en la mayoría de los pacientes se pueden añadir una serie de factores externos o precipitantes que desencadenan la enfermedad, tales como el consumo de substancias o los acontecimientos estresantes.

La esquizofrenia incluye una variedad de problemas en los pensamientos (cognición), el comportamiento o las emociones que generalmente incluyen delirios, alucinaciones o habla desorganizada, y tienen una capacidad alterada de desempeño normal. La esquizofrenia, además, conlleva complicaciones tales como el intento de suicidio, el abuso de substancias, la depresión, la autolesión y el aislamiento y rechazo social.

La esquizofrenia no se puede prevenir. Sin embargo, si el paciente sigue el tratamiento prescrito por los especialistas, los síntomas sí pueden prevenirse y evitarse.