En qué consiste el Trastorno de Identidad Disociativo (TID)

El Trastorno de Identidad Disociativo (TID) es un trastorno de los menos estudiados y de los que han generado más debate en la historia de la clasificación diagnóstica. Esto se debe, entre otras cosas, a la falta de consenso entre los profesionales de la salud mental en relación a los puntos de vista sobre el diagnóstico y el tratamiento.

Según los criterios diagnósticos del DSM, nos encontramos frente a dicho trastorno cuando se observa la presencia de, al menos dos personalidades, identificándose una personalidad como una entidad diferenciada que posee un patrón único de percepción, pensamiento y estilo relacional que implica tanto al yo como al entorno. Estas personalidades, al tiempo, también deben presentar un patrón de control sobre el comportamiento del individuo. La pérdida extensa e inusual de memoria relativa a la información personal es otra característica del Trastorno de Identidad Disociativo.

El diagnóstico diferencial generalmente implica descartar los efectos de sustancias químicas y de otras afecciones médicas (no psicológicas). Y, en la evaluación a los niños es importante asegurarse de que los síntomas pueden distinguirse de los juegos imaginarios.

Características  de las personas con TDI, evolución y pronóstico

El pronóstico de este trastorno suele ser menos favorable en aquellos individuos con trastornos comórbidos. Además, pueden favorecer a un mal pronóstico las circunstancias en las que haya existido abuso, los rasgos de personalidad antisocial o el abuso de substancias, los trastornos alimentarios o las actividades delictivas.

El Trastorno de Identidad Disociativo se presenta con mayor frecuencia al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta y la edad media del diagnóstico es de treinta años,  produciendose la mayoría de los diagnósticos se producen entre 5 y 10 años después del inicio de los síntomas.

Como factor de riesgo debemos destacar aquellos casos en los que la persona tiene antecedentes  familiares de primer grado que hayan recibido anteriormente dicho diágnostico.

Sintomatología

Conforme al DSM-5, deben cumplirse los siguientes criterios para que una persona pueda ser diagnosticado de trastorno de identidad disociativo:

  • La persona debe presentar dos o más identidades bien diferenciadas, cada una de ellas con sus propios patrones perceptivos, relacionales y de pensamiento, acerca de su entorno y sobre sí mismo.
  • Esta alteración de la identidad implica una variación en su sentido del yo, así como cambios observables en su comportamiento, memoria, conciencia, percepción e, incluso en su función motora.
  • Estas personas pueden presentar de manera habitual  lagunas en sus recuerdos.
  • Los síntomas afectan de forma importante al individuo, causando malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento.

En este trastorno, puede darse la aparición de una identidad particular en circunstancias específicas. El paso o transición de una identidad a otra suelen estar relacionada directamente con una circunstancia de estrés emocional. En algunas personas, estas identidades alternativas resultan visiblemente obvias para las personas que rodean al individuo.

Las personas que padecen Trastorno de Identidad Disociativo pueden percibirse en ocasiones como observadores despersonalizados de su propio discurso y acciones. A veces indican que oyen voces o que tienen pensamientos sobre los que carecen de control.

Además pueden presentar también descontrol acerca de impulsos repentinos o emociones fuertes o referir que  sus cuerpos se sienten de repente diferentes o que experimentan un cambio repentino de actitudes o preferencias personales antes de volver a cambiar.

A veces, estas personas también experimentan fugas disociativas en las que descubren, por ejemplo, que han viajado, pero no recuerdan la experiencia. Algo sumamente angustioso en muchos casos.

Causas

No se entiende del todo por qué algunas personas desarrollan el trastorno de identidad disociativo, pero con frecuencia afirman haber sufrido graves abusos físicos y sexuales durante la infancia.

El trastorno puede manifestarse por primera vez a cualquier edad. Las personas con TID pueden presentar síntomas postraumáticos (pesadillas, flashbacks o respuestas de sobresalto) o trastorno de estrés postraumático. Varios estudios sugieren que el TID es más frecuente entre los familiares biológicos cercanos de personas que también padecen el trastorno que en la población general.

Este trastorno, que antes era poco frecuente, se ha convertido en un diagnóstico cada vez más frecuente y controvertido. Algunos expertos sostienen que, dado que los pacientes con TID son muy sugestionables, sus síntomas son, al menos en parte, iatrogénicos, es decir, provocados por las indagaciones de sus terapeutas. Sin embargo, los estudios de imagen cerebral han corroborado las transiciones de identidad.

Tratamiento

El principal método de tratamiento empleado en principal el trastorno de identidad disociativo es la psicoterapia a largo plazo a fin de deconstruir las distintas personalidades e integrarlas en una sola.

Además, también se emplean  terapias cognitivas y creativas. Y, en relación a la medicación, son frecuentemente empleados algunos medicamentos  antidepresivos, ansiolíticos o tranquilizantes que ayuden  a controlar los síntomas psicológicos asociados a él.

En el Instituto Coullaut somos especialistas en Salud Mental y podemos ayudarte. Por eso, si tienes cualquier duda o deseas concertar una cita no dudes en contactar con nosotros.