Patología dual y confinamiento

¿Qué viene ahora?

En esta nueva etapa de desconfinamiento es muy importante no bajar la guardia y seguir muy comprometidos con las medidas de seguridad que lograron disminuir la velocidad de propagación del virus y, así, poder enfocar las energías en todo lo necesario para volver paulatinamente a la denominada “nueva normalidad”.

Como es natural, el Covid 19 estuvo monopolizando una gran cantidad de atención y recursos, en muchas ocasiones, en desmedro de otras áreas de la salud que necesitan urgentemente ser atendidas.

Según los especialistas se pronostica un alza en la presencia de casos de patología dual como consecuencia del contexto impuesto por el virus en España y el mundo.
El aislamiento, la cuarentena y la etapa de desconfinamiento, así como también, el aumento de elementos estresantes como el miedo a contagiarse, preocupación por familiares y cercanos y los abundantes problemas económicos, construyen según los expertos, un escenario ideal para que este tipo de patología se manifieste.
Si a esto sumamos que, a causa del aislamiento, el consumo de sustancias se incrementó o disminuyó debido a las condiciones de este, podemos esperar que los cuadros de ansiedad, angustia y otras emociones asociadas al consumo, se multipliquen considerablemente.

Es por esto que, es momento, de fijar especial atención en los pacientes que presentan este tipo de trastorno, ya sea desde antes de la aparición del virus o aquellos que, en medio del encierro, desarrollaron las primeras señales del mismo.

Patología dual

Cuando hablamos de patología dual nos referimos a la presencia simultanea en un mismo individuo de un trastorno por uso de sustancias y otro trastorno psiquiátrico.

Dada la complejidad de factores que intervienen en su desarrollo, las personas con patología dual, exhiben una considerable gravedad psicopatológica, somática y social, con una incidencia de suicidios muy alta y una marcada tendencia a presentar conductas de riesgo y de marginación lo que, en definitiva, se traduce en graves dificultades de sociabilidad. Todo esto conlleva un elevado gasto de recursos en el tratamiento, debido a la gran cantidad de urgencias e ingresos psiquiátricos que se hacen necesarios en estos pacientes.

La presencia paralela de una adicción y un trastorno mental comporta un cúmulo de condicionantes que, en el contexto del Covid, son especialmente relevantes y deben ser valorados en el tratamiento y seguimiento de cada caso particular.

En este sentido y, siempre pensando en las circunstancias actuales, una de las primeras complicaciones es la posibilidad de una falta en el suministro de la sustancia o sustancias en el mercado (legal e ilegal) debido al contexto de cuarentena y los exigentes y estrictos controles policiales impuestos. Esto puedo causar cuadros de abstinencia muy fuertes que deriven en estados ansioso-depresivos y comportamientos antisociales. Al mismo tiempo, la carencia de sustancias psicoactivas, puede generar una descompensación de la patología pudiéndose presentar cambios conductuales e, incluso, posibles tendencias suicidas.

Mujeres y depresión dual

Dentro de la patología dual, la depresión dual es la condición clínica que presenta mayor prevalencia, aunque no siempre es diagnosticada así, debido a los diferentes tipos de depresión existentes y a cómo estos se manifiesta en los pacientes.

En relación con los pacientes que presentaban depresión dual antes de la aparición del virus, los especialistas consideran de vital importancia mantener un contacto estrecho y constante entre médico y paciente, para poder así, determinar los factores de riesgo presentes más importantes que, durante este contexto de encierro y posterior desconfinamiento, pudieran intensificarse como por ejemplo, violencia intrafamiliar, abusos, el fallecimiento de algún familiar, problemas económicos, incertidumbre frente a un posible contagio, etc.

Dentro de las posibles combinaciones de abuso de drogas y depresión, un 40% de personas con trastorno depresivo tiene una relación problemática con el alcohol, situación que agrava la sintomatología del cuadro, empeora su pronóstico y entorpece profundamente su tratamiento y recuperación.

En este grupo de pacientes con depresión dual, las mujeres son mayoría por sobre los hombres. Dentro de las causas que explican esto, se encuentran, además de los factores biológicos, psicológicos y ambientales, los efectos de las drogas según el ciclo hormonal, la presencia en muchos casos de violencia de género y todas sus consecuencias psicológicas y una mayor penalización y estigmatización de la adicción en comparación a los hombres.

Las variaciones que existen en la mayor o menor presencia de un trastorno entre hombres y mujeres, se debe según los expertos, a las diferencias entre el cerebro de uno y de otro, ya que todos los trastornos mentales se desarrollan en este órgano. Esto se evidencia, por ejemplo, en los trastornos afectivos donde la presencia en mujeres alcanza casi el doble que en los hombres.

Síntomas

El proceso de diagnóstico clínico de la depresión en pacientes con trastorno de adicciones es complejo, ya que los diferentes síntomas del abuso de sustancias o de los producidos por una abstinencia de estas, pueden mimetizarse con los de la depresión, dificultándose mucho, poder diferenciar el origen y causa de cada uno de ellos.
Al mismo tiempo, el diagnóstico psiquiátrico de la depresión, al no tener esta, una manifestación biológica (marcador biológico) que la confirme, requiere un enfoque más amplio que involucra una observación sistémica y de una serie de otros síntomas y variables y de resultados de laboratorio para llegar a un juicio concluyente.

Más allá de estas dificultades, es necesario tener claro cuales son las señales más comunes y evidentes de los cuadros de depresión en sus diferentes estados de gravedad.

Algunos de estos síntomas son:

  • Irritabilidad.
  • Estados de ánimo decaído.
  • Problemas en los hábitos de sueño.
  • Cambios drásticos en el apetito, acompañado muchas veces de aumento y disminución de peso.
  • Fatiga generalizada.
  • Problemas en la capacidad de concentración.
  • Aislamiento social, perdida de interés generalizado.
  • Abandono de actividades que eran importantes para el involucrado, pudiendo incluir la vida sexual.
  • Pensamientos constantes sobre la muerte y/o suicidio
  • Sensaciones de inutilidad, baja autoestima y odio a si mismo.

A estos síntomas se le superponen o suman aquellos que son consecuencia del consumo y/o abuso de drogas que pueden ser de una amplia variedad e intensidad, dependiendo de la sustancia utilizada y de las características del consumo.
Esto agrega una dificultad más, pues los efectos producidos por el uso de sustancias se presentan muy diferentes, entre los que ocurren en el momento mismo de consumirla y los que suceden posteriormente, cuando el consumo se transforma en una conducta habitual, pudiendo estos últimos, llegar a ser confundidos con rasgos de un trastorno psiquiátrico.
Para ejemplificar lo anterior podemos mencionar, la impulsividad originada por el uso de cocaína, puede ser confundida con un trastorno de control de impulsos u otros trastornos de la personalidad. De esta misma forma, los síntomas que produce el consumo reiterado de cannabis o la abstinencia de algunas otras sustancias genera rasgos muy parecidos a los de un cuadro de depresión.

Es por ello que es necesario un análisis y diagnóstico muy acucioso y completo para poder determinar la presencia de este tipo de patologías. Para esto es preciso tener en cuenta las características particulares de cada paciente, su entorno, historia familiar y clínica.

Una gran cantidad de pacientes con trastornos mentales intentan ocultar situaciones de abuso de sustancias lo que complica aún más poder detectar con precisión una patología dual.
Las personas con depresión dual presentan un proceso sintomatológico muy lento que, muchas veces, no es advertido con claridad, con rasgos de inestabilidad emocional, dificultades cognitivas muy marcadas y con problemas constantes para seguir un tratamiento, dada su dispersión, poca voluntad y compromiso, advirtiéndose también una mayor presencia de tendencias suicidas.
En el ámbito cognitivo, exhiben dificultades para mantener la atención y concentración, problemas de memoria, en la capacidad para tomar decisiones y en la planificación, lo que genera un sin número de complicaciones en las relaciones familiares, laborales y sociales, limitando las posibilidades de interacción con su entorno, perjudicando así su calidad de vida.

Tratamiento

Es importante que la intervención en los casos de depresión dual sea realizada basándose en un programa integrador y a largo plazo. Para esto es necesario hacer un diagnóstico preciso que identifique y diferencie las dos patologías clínicas para poder así abordarlas simultáneamente. No debe retrasarse un tratamiento esperando que se sobreponga una de las patologías, el abordaje terapéutico debe ser a los dos trastornos en paralelo.

No obstante, en muchos países de Europa y hasta hace poco, estos casos eran abordados con dos tratamientos separados, es decir, uno para la depresión (u otro trastorno mental) y el otro enfocado al abuso de sustancias, aunque cada vez, gana prioridad el denominado tratamiento integrado que involucra un acercamiento simultáneo y coordinado de los dos trastornos, en busca de una mejor efectividad y adherencia de los pacientes.

El aspecto farmacológico del tratamiento es fundamental para afrontar los diferentes trastornos mentales. En este sentido, los estudios indican que los antidepresivos pueden ser muy efectivos si son empleados en complemento con los fármacos del tratamiento para el abuso de sustancias.

Pese a que la eficacia del tratamiento con terapia cognitiva-conductual está debidamente documentada en la literatura medica, su práctica no está lo suficientemente extendida. El plan de tratamiento psicoterapéutico integra estrategias tanto del tratamiento de la depresión como de los de trastorno por consumo de sustancias, rediseñadas y enfocadas específicamente para la intervención de la patología dual.

Alguna de estas estrategias son:

  • Terapia de reestructuración cognitiva: Identificar las creencias equivocadas que mantiene el paciente acerca de la depresión y el abuso de sustancias y remplazarlas por razonamientos más realistas.
  • Entrenamiento en la resolución de problemas ligados al consumo de sustancias: Este entrenamiento es, por lo general, una parte importante del proceso terapéutico pues ayuda al paciente a enfrentarse a situaciones delicadas y de riesgo frente al consumo de drogas, estableciendo un procedimiento para poder superarlas con éxito.
    A modo general se trata de identificar y definir el problema, plantear posibles soluciones, aplicar una de estas soluciones y, finalmente, una verificación de la validez de la opción escogida.
  • Entrenamiento en habilidades sociales: En esta área el paciente desarrolla su capacidad de entablar relaciones saludables para su propio bienestar, también aprende a aceptar comentarios negativos y a desenvolverse con mayor seguridad en situaciones desagradables.Estas son algunas de las herramientas que se trabajan y desarrollan en la terapia psicológica para la patología dual, habiendo muchas otras como terapia grupal, prevención de recaídas, programación de actividades etc.El paciente más común que presenta este tipo de patología es, en muchos casos, marginado, ya sea por los padres, pareja, hijos, amigos, e incluso por la red de salud, ya que se perciben como pacientes crónicos que difícilmente podrán superar sus trastornos. Más allá de las dificultades generales, cada paciente representa una historia distinta, con múltiples posibilidades y oportunidades. Es importante seguir siempre atentos la evolución de los diferentes síntomas para poder buscar la ayuda especifica necesaria y pertinente.

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