¿Qué es la limerencia?

El término limerencia fue acuñado por la psicóloga Dorothy Tennov en 1977, en su libro Amor y limerencia: la experiencia de estar enamorado dónde entrevista a más de 500 personas sobre temas románticos.

Posteriormente, este término ha sido empleado para referirse a un estado de enamoramiento obsesivo, un trastorno obsesivo-compulsivo involuntario que conlleva pensamientos, sentimientos y conductas obsesivas, compulsivas e invasivas sujetas a una reciprocidad emocional por parte de la persona de interés que puede, además, ser experimentada con una intensa alegría o, por el contrario, con desesperación, dependiendo del caso.

¿Cuál es la diferencia entre el estado de enamoramiento y el de limerencia?

Según la psicóloga Dorothy Tennov en la limerencia, a diferencia de en el enamoramiento, se produce una adicción a la otra persona por parte del limerente, así como un abandono de sus propios intereses en pro de los intereses de la persona objeto de su obsesión, adaptándose a sus gustos y poniendo su bienestar en función de la reciprocidad o no reciprocidad.

En la limerencia existe una necesidad extrema y ansiosa de ser correspondido y, al tratarse de una forma de trastorno obsesivo-compulsivo, cursa con pensamientos involuntarios intrusivos, obsesiones y comportamientos disfuncionales, así como un miedo exacerbado al rechazo y labilidad emocional.

La limerencia produce también un miedo total al rechazo, así como estados extremos de labilidad emocional. Además, según los expertos, este trastorno psicológico puede durar un largo periodo de tiempo llegando incluso a presentarse durante décadas si no se busca solución.

En resumidas cuentas, mientras en el enamoramiento, a pesar de los intensos sentimientos iniciales, las emociones se van transformando y calmando, pasando con el tiempo a convertirse en una relación más saludable, estable y comprometida, mientras que, en la limerancia, las obsesiones y el estado involuntario de dependencia emocional, así como los pensamientos obsesivos-compulsivos y la extrema necesidad de reciprocidad, acaban derivando en conductas muy poco saludables, llegando incluso a generar en la persona manías de control y persecutorias y provocando consecuencias muy negativas en la posible relación.

Obsesión, no amor

Por su parte, la psicóloga estadounidense Dorothy Tennov afirma que, mientras en las relaciones amorosas existe una preocupación autentica por el bienestar y los sentimientos de la otra persona, esto no tiene por qué ocurrir necesariamente en la limerencia. Tampoco ocurre lo mismo con la correspondencia ya que, en el amor, independientemente de la misma, estas emociones existen. En la limerencia sin embargo, se da un ansia patológica por ser correspondido.

Por otra parte, la limerencia tampoco precisa de sexo o contacto físico, mientras que en el enamoramiento suele darse una atracción sexual.

Características de la limerencia

Tennov también establece unos criterios a la hora de determinar este estado psicológico de la limerencia, entre los que se incluyen:

  • La existencia de pensamientos obsesivos e intrusivos hacia la persona deseada.
  • Necesidad extrema de reciprocidad.
  • Idealización
  • Su duración puede extenderse, pero solo aparece con una persona a la vez.
  • Preocupación excesiva por amoldarse a los gustos de la persona deseada.
  • Pensamientos constantes en torno a esa persona que alivian la ansiedad momentáneamente.
  • Dificultad y timidez frente a esa persona.
  • Sentimientos negativos, como miedo al rechazo, celos, etc.
  • Muestras de afecto poco comunes o, incluso, extremas.
  • Magnificación de la percepción física de la otra persona.

A nivel físico también se producen reacciones en la persona limerente como: temblores, palpitaciones, sudoración, enrojecimiento, nerviosismo, trastornos del apetito o del sueño, etc.

Superar la limerencia

Al igual que en la mayoría de los trastornos, para comenzar a superar la limerencia, la persona que la padece debe ser consciente de la misma.

Además, es importante trabajar otros aspectos como:

·      La autoestima

Una buena autoestima es la base para cualquier tipo de relación saludable, por este motivo, trabajar en la misma resulta fundamental a la hora de establecer vínculos afectivos saludables.

·      El autoconocimiento

Conocerse a uno mismo y tener una lucidez y honestidad suficientes para desarrollar cierta autocritica es muy importante a la hora de evitar los apegos ansiosos y saber determinar cuándo una relación es beneficiosa y cuándo se transforma en una obsesión negativa.

  •     Control de impulsos

Resulta importante trabajar en el control de impulsos, por ello suele ser aconsejable trabajar en el origen y las causas que los provocan como en cualquier otro trastorno obsesivo, tratando de entender y racionalizar las emociones y las conductas.

  • Buscar ayuda profesional

Cuando este estado lleva a la persona a una situación de ansiedad y se convierte en fuente de sufrimiento, resulta recomendable contar con ayuda profesional especializada que pueda dotarnos de herramientas para el manejo del trastorno obsesivo-compulsivo y nos ayude a afrontar de forma más saludable la situación.

En el Instituto Coullaut somos especialistas en salud mental y podemos ayudarte. Por eso, si tienes cualquier duda o deseas concertar una cita no dudes en contactar con nosotros.