Estilos de afrontamiento: actuación o evitación

Diferentes maneras de respuesta

Cada persona tiene una forma distinta de reaccionar ante los eventos estresantes de la vida. La manera que tenemos de responder frente a las situaciones que nos suceden pueden marcar una gran diferencia: nos callamos o expresamos nuestra opinión, cambiamos las cosas o esperamos que las cosas cambien solas, pasamos a la acción o nos quedamos paralizados.

Cada persona tendrá un estilo de afrontamiento distinto dependiendo de su personalidad, su experiencia, sus estresores y su capacidad de gestión emocional, pero a grandes rasgos, existen dos formas fundamentales de afrontamiento: el afrontamiento evitativo o el afrontamiento activo.

El afrontamiento evitativo

Tener un afrontamiento evitativo no siempre tiene por qué resultar negativo, la evitación puede ser una respuesta adaptativa, por ejemplo, cuando tratamos de evitar una situación en la que se pone en juego nuestra integridad física o si se evitan determinados ambientes cuando se padece una adicción.

La evitación se considera una tendencia desadaptativa en función de cómo limita o afecta negativamente nuestra vida y teniendo en cuenta factores como su frecuencia, las circunstancias en las que se da, o la manera en la que se produce.

En este sentido, la evitación desadaptativa puede interferir y condicionar nuestro bienestar emocional.

El afrontamiento evitativo puede llegar a convertirse en un problema incapacitante en aquellas ocasiones en las que, la tendencia evitativa, se extiende en el tiempo y afecta a múltiples ámbitos de la vida.

El ejemplo extremo de esta conducta evitativa es el Trastorno de la Personalidad Evasiva en el que la evitación llega al máximo nivel.

Todos los estudios realizados señalan que, las personas que usan como estrategia de afrontamiento la huida o la evitación, tienen una menor inteligencia emocional, y un inadecuado manejo de la adversidad, así como un mayor pronóstico de estrés y depresión a largo plazo.

Además, una conducta evitativa sostenida en el tiempo puede derivar en problemas como la ansiedad social, o fobia social.

Cuando se afrontan las situaciones conflictivas utilizando como respuesta la evitación, no sólo no se suele solucionar el problema, sino que no tenemos la oportunidad de conocer más sobre esa dificultad o acerca de cuáles son nuestras habilidades para mejorar las cosas.

Por el contrario, cuando afrontamos las dificultades en vez de evitarlas, aunque al principio puedan resultar incómodas o difíciles, estamos entrenando y mejorando nuestros recursos, adquiriendo con ello una mayor sensación de control, autoconfianza y autoestima.

Entre algunas de las características de las personas con tendencia a un afrontamiento evitativo se encuentran:

  • Una baja autoconfianza.
  • Una mala gestión emocional
  • Pocos recursos y habilidades personales.
  • Poca autorregulación.
  • Tendencia a bloquearse frente a las dificultades.
  • Baja resiliencia ante la adversidad.

Podemos distinguir 3 tipos fundamentales de evitación:

  • Evitación Conductual: La respuesta es de inacción.
  • La Evitación Cognitiva: Se evita pensar en aquello que causa incomodidad o malestar.
  • La Evitación Experiencial: Se evitan las emociones displacenteras, generalmente sustituyéndolas por alguna conducta compulsiva: deporte excesivo, comer compulsivamente etc.

De la misma manera, también la incorrecta gestión del afrontamiento puede llegar a tener consecuencias muy negativas, en aquellos casos en los que se confrontan los problemas desde la agresividad o los comportamientos autodestructivos.

Afrontar de forma correcta las dificultades

Aunque en un primer momento pueda suponernos una dificultad el enfrentarnos a una circunstancia difícil, hay algunos consejos que pueden ayudarte a no evitar los problemas, sino a hacerles frente de una manera correcta, tranquila y eficiente.

  • Pon a prueba tus propias creencias automáticas y trata de interpretar de forma más realista las situaciones que percibes como estresantes.
  • Observa tus emociones y reacciones en las diferentes circunstancias, cuando somos conscientes de nuestro propio funcionamiento, podemos hacer algo para cambiarlo.
  • Analiza las consecuencias que ha tenido la evitación de determinadas situaciones.
  • Buscar el apoyo y consejo de otras personas.
  • Relativiza el problema y trata de encontrar algo positivo en la situación.
  • Busca estrategias de afrontamiento y posibles soluciones.
  • Asume tu responsabilidad en la situación.
  • Toma acción.
  • Y, si lo necesitas, busca ayuda para aprender y entrenar estrategias más adaptativas de afrontamiento, potenciar tus recursos personales y ayudarte en las dificultades emocionales.

En el Instituto Dr. Coullaut de Psiquiatría somos especialistas en salud mental y podemos ayudarte.

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