Los Trastornos Depresivos en el Contexto de la pandemia

La incertidumbre y sus consecuencias psicológicas

Atravesamos un momento complicado. La economía, las relaciones humanas, la política, la cultura y el entendimiento general del planeta, han visto como el Covid 19 se ha instalado en el mundo, haciendo tambalear todas las estructuras. Nadie está ajeno al contexto actual, el virus ha tocado tantos ámbitos diferentes de nuestra vida que, hoy, no solo podemos sentir dudas acerca del virus y nuestra salud sino que, también, podemos sentirlas acerca del futuro, de nuestro trabajo y de cómo afrontaremos los cambios que pueden llegar, porque si algo ha traído esta pandemia es una gran incertidumbre. Con este escenario es lógico pensar que la salud mental es uno de los aspectos más afectados y que ha tenido notables consecuencias a nivel psicológico para muchas personas.

El estrés, la inseguridad, el miedo y la imprecisión sobre cómo se van desarrollando los acontecimientos, son algunos de los factores que se incorporaron de golpe en la rutina diaria de millones de personas, ocasionando diferentes niveles de ansiedad y angustia. Nuestra forma de reaccionar a las situaciones de estrés es diversa y responde a las diferentes personalidades y formas de entender el mundo y de relacionarnos con los demás, pero por sobre las diferencias, todos compartimos un mismo instinto de supervivencia y una necesidad de buscar seguridad y confort frente al peligro. Hoy en día, sigue siendo difícil precisar lo que sucederá en cuanto a la salud mental de las personas a raíz de esta pandemia pero, lo que sí es seguro es que se notarán sus efectos, sobre todo con el paso de los días, y debemos empezar desde ya a prepararnos para ello.

Como es natural, todos los esfuerzos actuales han estado enfocados en controlar la propagación del virus, pero una vez que este ha sido contenido con mayor o menor éxito, es necesario empezar a prever, diseñar e implementar los protocolos y mecanismos para asumir los diferentes problemas relacionados con la salud mental que ya han comenzado a aparecer.

El Covid 19 y la depresión

Los primeros estudios acerca del virus y su influencia en la salud mental de las personas, evidencian que la sensación de inseguridad e incertidumbre, y el temor a lo desconocido pueden propiciar la aparición de enfermedades mentales y conductas de riesgo en el consumo de sustancias. Los trastornos de estrés, ansiedad, somatización y depresión están directamente asociados a este contexto, así como también, el abuso de alcohol y tabaco. El virus rompió con todo lo establecido en cuanto a rutinas y esquemas de vida, generando un panorama inédito, facilitando la aparición de ansiedad, que no es otra cosa que la respuesta de nuestro organismo, al temor a lo que nos parece desconocido o inseguro. En estas condiciones, es absolutamente normal que las personas que ya presentaban algún tipo de trastorno depresivo antes del confinamiento vieran como los síntomas y manifestaciones de este se agudizan en ellos, haciendo más necesaria la contención y el apoyo de un terapeuta y su círculo cercano para poder sobrellevar esta nueva realidad. Las visitas a las salas de emergencia por temas relacionados con la depresión disminuyeron un 50% debido al temor a contraer el virus, lo que significa que hay más gente enfrentando sus problemas solos en su casa con todo el contexto en contra, circunstancias contrarias a las que recomendaría cualquier especialista.

El trastorno depresivo es una enfermedad solitaria y extenuante, aun en una situación de normalidad y si consideramos los nuevos condicionante negativos como el miedo al contagio, la incertidumbre económica, el aislamiento social y el bombardeo mediático de contenidos nocivos y pesimistas, podremos acercarnos a dimensionar la realidad por la que muchos pacientes con depresión están atravesando.

Además del ya mencionado grupo de personas que presentaban este trastorno antes de que empezara el confinamiento y que, durante este periodo, el contexto del virus contribuyó a agudizar sus síntomas y complicar su tratamiento nos encontramos con un segundo grupo de riesgo: el de las personas que antes del confinamiento no presentaban rasgos del trastorno y que durante el mismo han empezado a sentir diferentes síntomas.

Los especialistas advierten que los trastornos psiquiátricos vinculados al Covid irán apareciendo dentro de un amplio rango de tiempo.

El escenario actual y futuro son inciertos y sabemos muy poco acerca de ellos, tanto a nivel social, económico y cultural. La realidad es que tenemos muchas dudas y poco control sobre cómo será nuestra vida en un año más. Lo que sí sabemos es que el desempleo ha subido, la economía proyecta una crisis, el consumo de alcohol y otras drogas ha crecido para paliar el estrés y la fecha de término de estas condiciones excepcionales de vida es aún desconocida. Toda esta incertidumbre desplegada sobre tantos aspectos de la vida no hace más que facilitar y promover las condiciones para que los trastornos de depresión se desarrollen y expandan por la ciudadanía.

Atentos a las señales

Existen síntomas específicos asociados a la depresión que nos podrían alertar acerca de la presencia de un trastorno de este tipo:

  • Estado anímico deprimido la gran parte del tiempo.
  • Disminución o perdida por completo del interés en actividades.
  • Trastornos del sueño como insomnio o hipersomnia.
  • Pérdida o aumento de peso.
  • Presencia excesiva de sentimientos de ineptitud y culpabilidad.
  • Fatiga, cansancio y falta de energía constante.
  • Problemas para tomar decisiones y mantener la concentración.
  • Alteración en la acción psicomotora mostrando agitación o decaimiento de esta.
  • Contantes pensamientos relacionados con la muerte e ideas suicidas.

El manual de diagnóstico DSM-V nos dice que la aparición de cinco o más de estos síntomas simultáneamente en un periodo de tiempo mínimo de dos semanas podrían determinar el diagnóstico de un trastorno de depresión. A la vez, la presencia de estos, deben ocasionar molestias considerables como también un deterioro en el desarrollo de diferentes áreas de la vida del individuo.

Si ponemos atención a las experiencias similares más cercanas, como las vividas con los virus Sars y Mers podemos ver que, meses después, cuando las personas que habían contraído estas enfermedades fueron examinadas psicológicamente, un 15% presentaba rasgos de depresión y otro 15% de ansiedad, sin lograr dilucidar con exactitud cuántos pacientes arrastraban estos trastornos con anterioridad al contagio.

En este mismo ámbito un 30% de los pacientes evaluados presentaron trastorno de estrés postraumático, lógicamente asociado a la experiencia de la infección del virus y su tratamiento. Hay que ser cuidadosos a la hora de establecer relaciones entre estos dos escenarios de epidemias, pues todas esta cifras son reflejo de los pacientes hospitalizados y como bien sabemos, en el contexto del Covid y por la naturaleza misma del virus, una gran cantidad de infectados pueden atravesar la enfermedad y su tratamiento de forma segura en casa, lo que de alguna manera podría mitigar los efectos en la salud mental, pero también es importante señalar que la sensación de inseguridad y miedo general provocada por este virus es ampliamente superior a las experimentadas con los virus Sars y Mers.

Contención y cuidados

Frente a estas difíciles condiciones, es necesario asumir ciertos hábitos que ayuden a mantener una salud mental equilibrada y saludable.

Los expertos coinciden en una serie de medidas que, aplicadas al día a día, facilitarán atravesar con más tranquilidad estos tiempos de tensión:

  • Es importante entender que estamos en un contexto inusual frente al cual debemos reaccionar de manera diferente, por esto es sano buscar una “nueva normalidad” o “normalidad excepcional” la cual nos permite funcionar, ordenada y productivamente, de acuerdo a las circunstancias actuales sin añadir más presión ni estrés.
  • Mantener un horario estable en lo relacionado con las horas de sueño y las comidas es vital.
  • Por las mañanas tener una rutina de aseo que incluya ducha y cambio de ropa (fuera pijama) ayuda a despertar y empezar el día con energía, evitando que el sofá, la televisión o el ordenador, absorban las horas de más claridad mental y productividad.
  • Es importante comer saludablemente, intentado prescindir de comidas altas en grasas y azúcar, a fin de evitar subir de peso y que la pereza gane terreno.
  • Hacer ejercicio periódicamente fortalece el cuerpo y la mente, además de mantenernos ocupados y activos. Elaborar una rutina de ejercicios que, sin exigirnos un sacrificio extremo, nos ayude a estar fuertes y con energía.
  • Realizar actividades que nos gusten y entusiasmen para promover el bienestar y la felicidad.
  • Dedicar tiempo al ocio y al auto cuidado, hay tiempo para todo si lo distribuimos equilibradamente.
  • Controlar al máximo el consumo de alcohol y otras drogas que, en un primer momento, pueden aliviar la ansiedad y el estrés pero que, a la larga, empeoran la situación.
  • Es importante medir la cantidad de información relacionada con el virus que se absorbe, así como también, controlar las fuentes de donde proviene para evitar bulos y fake news.
  • Unido a esto, es necesario equilibrar el consumo informativo, con noticias y contenidos positivos y constructivos, ya que no todo es pandemia, contagios y muertes y hay una infinita cantidad de iniciativas en España y el mundo que están apostando por construir desde el amor y la solidaridad para superar estas difíciles circunstancias.
  • Apoyarse en la familia es fundamental para poder evitar caer en bajones anímicos, buscar la contención y el cariño de los cercanos es un pilar esencial de los tratamientos para estos trastornos. Mantenerse en contacto con los seres queridos, ayuda a no perder la noción de la realidad y a controlar nuestras emociones y pensamientos.
  • Los tratamientos terapéuticos de forma telemática han aumentado considerablemente, ayudando a los afectados a mantener el contacto con sus terapeutas y seguir sus procesos de sanación.

La adaptación de las terapias presenciales a este medio de comunicación, ha sido una gran alternativa para poder hacer frente al gran número de pacientes que presentan episodios delicados necesitando apoyo de especialistas.

No solo se continuaron con los tratamientos que se venían desarrollando previos al virus, sino que también, se ha suscitado una gran demanda para nuevas consultas.

En nuestra clínica, ofrecemos tratamientos online con el mismo rigor y las mismas garantías de efectividad que siempre, facilitando a nuestros pacientes la atención en salud mental especializada que puedan necesitar.

Probablemente, esta crisis deje huellas imborrables en la mayoría de la sociedad y sus consecuencias se sigan desarrollando en los próximos meses y quizás años. Lo importante ahora, es enfrentar con cautela y cuidado estas difíciles circunstancias, asumiendo responsablemente conductas de auto cuidado, de solidaridad y empatía para con los demás. Todos las señales nos demuestran que la forma más eficiente, segura y justa de superar estas dificultades es trabajando juntos, apoyándonos y cuidándonos unos a otros.