Violencia de género y Teoría del apego ¿Existe relación?

Según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud en el año 2013, alrededor del 30% de todas las mujeres han padecido algún tipo de violencia física o verbal en su relación de pareja.

Los expertos en el tema señalan que, las mujeres que asumen románticamente el amor, corren mayor riesgo de ser víctimas de violencia al dar significado a sus vidas a través del amor de la pareja poniendo todas sus expectativas en la relación en base a argumentos e idealizaciones de la misma.

¿Qué es la Teoría del apego?

La Teoría del apego describe la dinámica de largo plazo de las relaciones entre los seres humanos.

Cyndi Hazan y Phillip Shaver fueron los primeros en aplicar la teoría del apego a las relaciones adultas y distinguir entre cuatro tipos de apego adulto: seguro, preocupado-ansioso, evitativo-independiente y desorganizado.

Modos de apego en la edad adulta

  • Las personas con apego seguro se sienten cómodas con la intimidad y confían en los demás, en este tipo, presentan una visión positiva de sí misma y de sus relaciones interpersonales. Tienen una visión realista del amor de pareja. Son personas que tienden a desarrollar ideas de sí mismos y de los otros positivas y favorables, que se sienten a gusto en las relaciones y a las que no preocupa ser abandonadas, suelen ser confiadas, y pueden demostrar tanto intimidad como autonomía; buscando apoyo en la pareja cuando lo necesitan, expresando sus preocupaciones de manera clara y gestionando correctamente los conflictos y la comunicación.
  • Los adultos con apego preocupado-ansioso buscan constantemente la aprobación del resto, así como la respuesta continua de su pareja, además tienden a desarrollar problemas de dependencia, son desconfiados y tienen una visión poco positiva de sí mismos y de sus relaciones. Suelen ser personas impulsivas. Las personas con estilo de apego preocupado tienden a desarrollar modelos de sí mismos inseguros, percibiéndose como poco capaces o poco inteligentes, desconfiando de los otros y reacios a comprometerse en relaciones íntimas; sienten preocupación por que sus parejas puedan no quererles y sienten temor al abandono. En este tipo de vínculos, se da la tendencia a deformar la interpretación de las emociones de los demás a causa de la propia hipervigilancia y a los altos niveles de angustia que este hecho les provoca.
  • Por su parte las personas con apego evitativo-independiente tienden al aislamiento del resto y no se sienten cómodos en la intimidad, mostrándose independientes, autosuficientes y presentando problemas para expresar sus sentimientos. Por su parte las personas con estilo de apego evitativo, tienen una idea suspicaz de sí mismos, son escépticos y retraídos y se sienten incómodos intimando con otros puesto que les resulta difícil confiar. Al ser independientes independientes tienden a no reclamar apoyo, aunque lo necesiten, como una forma de defenderse pues sienten miedo al rechazo. Este estilo de vinculo genera gran insatisfacción en las relaciones de pareja.
  • Por último, los individuos con apego desorganizado presentan sentimientos contradictorios en sus relaciones interpersonales. Tienen una mala autoimagen y desconfían de los demás. No suelen buscar la intimidad pues tienden a suprimir sus emociones.

Violencia doméstica y vínculo con el agresor

De esta manera, la teoría del apego nos trata de explicar la forma que tienen los adultos de vincularse y que está relacionada con los patrones de vinculación de la infancia. Aunque, se debe señalar que mientras la relación del niño con un adulto se establece de forma asimétrica, las relaciones entre adultos deberían estar basadas en el intercambio mutuo de roles a la hora de prestar apoyo y recibirlo, sin embargo, tal como indican las cifras de violencia, en no pocas ocasiones las relaciones de pareja no cumplen con esta simetría.

Cuando hablamos de violencia de genero hacemos referencia a un síndrome de violencia crónica unidireccional en el que, el hombre hace uso de determinados medios destinados a intimidar psicológicamente o anular física, intelectual y moralmente a la pareja, con el propósito de dominar según su autoridad y necesidad la relación y la vida familiar. En muchos de estos casos no deja de sorprendernos que la mujer no sea capaz de poner límites, reaccionar al maltrato o abandonar a su agresor.

Entre las explicaciones posibles a este hecho, nos encontramos con que, la víctima, establece un vínculo afectivo con su agresor que aumenta de manera gradual hasta llegar al punto de justificar el maltrato en lo que se conoce Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica y en el que también intervienen factores psicofisiológicos y de carácter cognitivo.

La teoría del apego resulta entonces relevante a la hora de explicar el mantenimiento del bucle del maltrato y también nos ayudaría a comprender que, además de existir unos modos de apego más adaptativos que otros, el modo de apego que hayamos mantenido durante nuestra infancia tendrá repercusión a la hora de elegir pareja en la edad adulta.

En los casos de violencia de género y teniendo en cuenta las distintas formas de apego se podría suponer que, determinados patrones de apego, fundamentalmente el apego inseguro o preocupado, entrañan un mayor riesgo del mantenimiento de la relación en situaciones de maltrato.

Para entender el desarrollo de un comportamiento abusivo en la adultez, se debe tener en cuenta en primer lugar las tendencias generales de apego que presentan los individuos y, por otra parte también, los patrones específicos que se van estableciendo durante la relación.

Lo que está claro es que, la mujer que padece violencia se tiende a ubicar en un lugar secundario, atribuyendo un gran poder a su pareja y sintiéndose dependiente de la misma. El miedo es una emoción central y tiende a inmovilizar a estas mujeres de forma natural, pero al mismo tiempo las impide ver el peligro y registrar su verdadero malestar o sus propias capacidades para reaccionar.

Al mismo tiempo, estas mujeres mantienen determinadas conductas de apoyo y protección hacia sus maltratadores, evidenciando un comportamiento contradictorio en torno a la relación

Es posible salir del círculo de la violencia

En todo caso, se dan evidencias de que, los patrones inseguros representan un factor de riesgo para el involucramiento y permanencia de estas mujeres en relaciones abusivas. Aunque, por otra parte, las experiencias de abuso severas y crónicas pueden provocar la inseguridad en personas que tenían previamente un modelo seguro de apego como, al contrario, una pareja protectora puede ayudar a cambiar un modo de apego disfuncional.

La terapia aparece como necesaria en estos casos, tanto para la mujer que sufre esta violencia como para el agresor que la ejerce, a fin de trabajar las distorsiones cognitivas y las conductas disfuncionales, el modo de vinculación que se establece con los demás y promover actitudes y relaciones saludables, equilibradas y enriquecedoras.

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